En el marco las III jornadas de puertas abiertas Understanding Fluge, ha tenido lugar la charla ‘Giras y festivales, dos formas de vivir la música’. En ella han participado Rosa Lagarrigue (RLM), Íñigo Argomaniz (Get In), Marcos Calvo (L.A. Rock) y Juan Luis Suárez (Ewan Day). Andrés Ochaíta ha sido el encargado de moderar la mesa.
Profesionalidad en el sector
Para entrar en el tema, Ochaíta ha pedido a los ponentes su opinión sobre la repercusión de los festivales en España. Marcos Calvo ha empezado recalcando la importancia de la profesionalidad al programar un festival, ya que tiende a ser el primer contacto de un joven con la música en vivo. Si esa es una experiencia negativa, puede afectar a todo el sector. “Se está desvirtuando la programación. Ahora cualquiera quiere convertir una fiesta de pueblo en festival. Esto quiere decir que el que organiza el festival no tiene experiencia. Es necesario pensar en el resto de servicios. El sector de los festivales se está desvirtuando”, ha dicho Calvo.
Por su parte, Rosa Lagarrigue ha resaltado la necesidad de llegar a un equilibrio. “La gente joven busca mucho los festivales. Hay que garantizar que esa experiencia sea agradable. Si un chaval no puede comer, no puede beber, no tiene actividades, se vuelve desagradable.”
Íñigo Argomaniz ha destacado la proliferación de la oferta festivalera. “En los años 80 había 50 festivales. Ahora estamos cercas de los 10.000. No creo que España tenga capacidad para que todas las provincias tengan festivales. Me preocupa que se hable tanto de experiencias que acompañen a la música cuando, en realidad, el leitmotiv debería ser enteramente la música, el respeto a la audiencia y al artista”.
En la charla anterior, Paz Aparicio (WiZink Center) había afirmado que el recinto madrileño ya tiene todos los fines de semana ocupados para el próximo año. Pero Argomaniz ha matizado que eso “no es un reflejo de lo que está ocurriendo en el resto del país. Los festivales están quitando las fechas a las ciudades que construyeron recintos de gran formato para aumentar la oferta de giras”.
Ciudades como Madrid y Barcelona no sufren tanto esa competencia, pero hay ciudades medianas y pequeñas que se ven superadas por los beneficios que aporta a un artista asistir a un festival. “Un festival es mucho más simple para el artista: obtiene más dinero, más gente y no tienen que trabajar la producción. Pero yo como consumidor prefiero ver a un artista en un concierto, por su calidad”, ha agregado el director de la promotora Get In.
“No hemos conseguido ser una industria preparada para la crisis”
La evolución de la industria
En lo que todos han estado de acuerdo es en que la música en vivo ha pasado a ser una parte muy importante de España. Se ha vuelto un motor económico y creativo. Pero ese crecimiento necesita una planificación.
Según Argomaniz, Austin (EUA) y Melbourne (Australia) son dos ciudades con una industria que se ha construido a sí misma. “En España hay una tendencia de apostar por la cantidad y no por la calidad”, ha asegurado. Según él, para generar una industria sólida es necesario apoyar una escena local, a un artista local, a un técnico local, una radio, una tele, revistas especializadas, etc. “No hemos conseguido ser una industria preparada para la crisis”, ha espetado.
A lo que Calvo ha añadido: “En épocas de bonanza es una ida hacia delante. Un pueblo va y se gasta una fortuna para ganarle al pueblo de a lado. Esto no significa que esto esté pensado para formar una base musical. No promocionan la creación local. Hay 8.700 ayuntamientos en España y todos están pensando en gastarse una pasta en esto.”
Lagarrigue ha argumentado que, por su experiencia en el campo, percibe cierta evolución. “Antes los ayuntamientos patrocinaban los conciertos, ahora quieren programar ellos mismos pagando mucho dinero. Es difícil que los artistas no pierdan la cabeza. Nuestra obligación es que pongan los pies en el suelo y que haya un crecimiento orgánico”.
Ochaíta ha continuado el debate hablando sobre cómo se construye la marca de un festival y se posiciona en el mercado. “Hay festivales que salen fuerte con la marca y no necesitan dar nombres para vender”, ha ejemplificado.
Argomaniz y Calvo han coincidido en que el ciclo debería ser a la inversa. Una persona debe asistir a un festival para ver a un grupo que le gusta y, después, para conocer más música. La experiencia es un plus que enriquece la música en vivo.
Para Lagarrigue, de hecho, este aparente éxito no se corresponde con la realidad: “El artista no arriesga nada en un festival. Para el artista es cómodo, pero hay que volver a la realidad que es la gente que metes en un concierto. Los fans que siguen al artista se miden en las giras individuales”. A ese análisis ha sumado el cambio en la manera de consumir música. Hay artistas que necesitan la radio para reventar. Hay otros que tienen millones de escuchas y no logran vender ni un solo concierto. “No necesariamente el número de followers equivale al número de entradas vendidas. Es todo un nuevo lenguaje que todavía no entendemos del todo”, ha concluido.
“Las marcas que realmente pagan el proyecto. Compran una deuda y montan el festival, el promotor es el que da la cara pero la marca es la dueña.”
La industria fuera de España
Argomaniz ha mencionado que actualmente los artistas nacionales están buscando la manera de salir de España. Esto les brinda muchas posibilidades y les permite reducir el número de conciertos en las giras. Si un artista logra fama fuera, trabajará más relajado en el terreno nacional. No obstante, no es coincidencia que pocos artistas nacionales encabecen los carteles de los festivales españoles.
Según Calvo, la globalización ha ayudado mucho para facilitar la programación en el extranjero. “Antes tenías que irte seis meses para planear una programación en América Latina. Ahora puedes ver que un artista tuyo tiene un millón de reproducciones en Panamá. Esto te ayuda a no quemar tu circuito en España y buscar nuevas fronteras. Ahora es fundamental girar en España y Latinoamérica”.
A lo que Lagarrigue ha añadido: “No solo los artistas grandes giran fuera. Muchos artistas pequeños van América y van creando un mercado. Es estar dispuesto a darlo todo. Para triunfar en México tienes que ir, quererlos y amarlos. No solo ir pensando que vas a gastar pasta en los conciertos”.
Competencia nacional
Ochaíta ha preguntado a los participantes cuáles son los retos de programar giras actualmente.
Par Argomaniz, la respuesta es la gran oferta que hay hoy en España. Calvo, por su parte, ha incidido en que debido a la gran demanda de espectáculos, él está programando a dos años vista para tener los recintos apartados. Esa situación, según Lagarrigue, plantea un problema a los promotores, ya que ella puede programar un concierto de un artista emergente y luego el artista puede explotar y el recinto le quedará pequeño.
Además, apostar por un artista supone una inversión alta, además de cubrir los gastos de gira en el extranjero, esperando que algún día su carrera estalle. En ese sentido ha destacado el caso de Rozalén, que comenzó a girar con una sola persona en sus primeras giras a América. Y a pesar de eso suponía una inversión grande.
Es por eso, según Calvo, que los promotores han buscado alianzas con las marcas y el Gobierno. Existen marcas que tienen como base financiera la deducción de impuestos a través de estos acuerdos: “Gracias a estas bases fiscales, se vuelven los dueños de los festivales. Son las marcas las que realmente pagan el proyecto. Compran una deuda y montan el festival, el promotor es el que da la cara pero la marca es la dueña. Solo hacen sus ingresos en base a esto”.
Reventa de entradas, el ingrediente incómodo de la industria
Para finalizar la charla, se ha abordado el polémico caso de la reventa de entradas en las giras y festivales. Un problema que comparten todo tipo de promotores.
Todos han concluido la necesidad de informar al público sobre las páginas fraudulentas. Según Calvo, el público no sabe diferenciar entre una ticketera en el mercado primario y Viagogo. Eligen la que les salga primero en Google, y las páginas de reventa se encargan de salir las primeras en la lista.
En ese sentido, Argomaniz ha enfatizado la labor que se está haciendo desde la Asociación de Promotores Musicales (APM) para plantear una solución. “En la APM insistimos en que compren las entradas en los sitios oficiales. Que denuncien”. Esa es la primera medida a tomar, mientras el Gobierno trabaja en una ley que impida la reventa de entradas online.